Actividad 2

 Texto folclórico:

Literatura folclórica:

La tradición folclórica hace referencia numerosos aspectos, pero nosotros nos centraremos en los que hacen referencia a la literatura: canciones, retahílas, leyendas, romances, fábulas, trabalenguas, cuentos maravillosos... y, en concreto, aquellos más apropiados para los alumnos de Educación Infantil.

Sus características principales son:

·         Es anónimo (esto se debe a que cada persona que ha contado el cuento forma parte de él).

·         Se transmite de múltiples maneras y de manera oral.

·         Transmisión en horizontal, y capacidad de adaptación según la cultura en la que se cuento.


Cuento folclórico en el aula:

Poco a poco, este tipo de literatura ha quedado encajada para los menores, hasta el punto de ser conocido como “textos infantiles”. El sr humano ha utilizado la literatura oral durante décadas para transmitir enseñanza, cuentos... pero esto hoy en día se está perdiendo, y quedando en un segundo plano.

Gracias al cuento folclórico no solamente le estamos contando al oyente un cuento, sino le estamos hablando de vivencias, de experiencias, ya que se transmite de manera horizontal y va generando en él cambios.

Esto nos lleva a como contar un cuento folclórico, ya que estos están pensados para contárselos al niño, para cantar, pero no para leérselos.

El folclore en verso

Este tipo está asociado al movimiento corporal y la música, se utilizaban para alejar al mal, en nanas, héroes, y cantos rituales.

Cuento folclórico:

Podemos definirlo como: “Un relato breve de asunto ficticio y carácter lúdico surgido de la tradición oral.”

El teatro folclórico infantil

El teatro siempre ha tenido un gran papel en la sociedad, por ejemplo, cuando la sociedad no sabía leer y la prensa no podía transmitir la información necesaria entraba en juego el teatro ya que lo entendían todos y estaba al alcance de todos. El teatro para los niños es muy llamativo y más aún si lo acompañamos con marionetas o títeres, los cuales permiten que el niño imagine y empatice con ellos, pero en los adultos tiene un efecto semejante, introducirse afectivamente en la representación.

 La poesía folclórica:

Gracias a la poesía los niños se introducen en el ritmo, mejoran su memoria, potencian su imaginación. Con el romance y la canción les introducimos en el movimiento corporal gestual y por ello en el ritmo gracias a las canciones. Esto lo conseguimos con la poesía oral.

Grandes recopiladores: 

  • Charles Perrault:  El siglo XVII, llevó a Francia, los cuento de hadas se hicieron populares entre la nobleza, estos cuentos eran típicos del pueblo, pero en este momento muchas de las mujeres de las cortes escribieron cuentos sobre este género. Es en este momento cuando aparece Perrault. 
Charles Perrault (1628-1703) nació en Francia, escribió alabando su siglo o la monarquía, pero no fue por esto por lo que se le recuerda, sino por "cuentos de un tiempo pasado" (1967). Estos cuentos se los escuchó a la nodriza de su hijo, los modifico y los publicó, Perrault consideraba que estos cuentos eran fundamentales para enseñar moralejas, pero lo más importante para él era poder enseñar moralejas a los adolescentes del siglo.  En sus cuentos pretende juntar lo humorístico y lo moral. 

  • Los hermanos Grimm:  Son los grandes clásicos de las adaptaciones, sus adaptaciones suelen responder con bastante fidelidad a las versiones recopiladas inicialmente por ello son los más estudiados.  Los hermanos Grimm se hicieron famosos por sus "Cuentos del Niño y del Hogar". Tienen un papel fundamental en la recopilación de cuentos ya que crean una de las recopilaciones más importantes basadas en el nacionalismo y una ideología romántica. "La primera selección se publicó en 1812, pero siguieron haciéndose versiones y adiciones hasta mitad del siglo XIX. La recopilación final llegó a tener 200 historias" (Apuntes de clase). La primera edición fueron fieles a las fuentes orales pero a partir de la tercera edición, se fueron adaptando al público infantil ya que era su público más fiel, lo hicieron con castigos menos fuertes, finales felices... 
Su literatura era apta para todos los públicos, no estaba enfocada solamente para un público. "Las adaptaciones, hechas en su mayoría por Wilhem, ya que Jacob se oponía, se producían cada vez más pensando en los niños y así salió una nueva edición en 1819". (Apuntes de clase). Sus cuentos están relacionados en un ambiente mágico y maravilloso nada que ver con lo real. 

  • Hans Christian Andersen: Fue inspirado por los hermanos Grimm, sus relatos son creaciones particulares ya que el se deja llevar por su creatividad. Buscaba la poesía en todos sus relatos, lo hace utilizando a su país como pretexto. "Escribe hasta 164 cuentos tomando prestados personajes y argumentos del mundo de la leyenda, de la historia o de la vida. Sus relatos están marcados por muchos elementos personales y una extrema y delicada sensibilidad." (Apuntes de clase). 
Sus cuentos están destinados hacia un público infantil, aunque los adultos también son atraídos por ellos debido a la moral que estos transmiten y su acción poética. Uno de sus cuentos más famosos es el "Patito feo", este cuento está considerado como una autobiografía del autor. "Los temas más recurrentes son la religión, Dios, la muerte, la incomodidad con el mundo, el joven rechazado y sin posibilidad de éxito, la confrontación entre razón y sentimiento...". 


Cuento elegido:  "La niña de los fósforos". 

 ¡Qué frío hacía!; nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes, que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.


Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero chelín; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.

En un ángulo que formaban dos casas -una más saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y, por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; sólo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: «¡ritch!». ¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Parecióle a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.

Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a ésta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan sólo la gruesa y fría pared.

Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas, ardían en las ramas verdes, y de éstas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.

«Alguien se está muriendo» -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho: -Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.

- ¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad. Apresuróse a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. Estaban en la mansión de Dios Nuestro Señor.

Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas, y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver, sentado, con sus fósforos, un paquetito de los cuales aparecía consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!», dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.

                                                    ¿Por qué he elegido este cuento?

He elegido este cuento porque desde que tengo es un cuento muy conocido en mi familia, mi madre me lo contaba a mí cuando era pequeña y yo se lo contaba a mi hermano cuando él era pequeño. La primera vez que lo oí me impacto me dio mucha pena la niña y recuerdo que me dijo mi madre que teníamos que valorar las cosas que tenemos en nuestro día a día. 

El cuento lo enfoco a la edad de los 5 a 6 años, ya que las palabras que utilizan " fósforos" "afanosa", precisan de un vocabulario más amplio o conocimientos de sus sinónimos. Por otro lado creo que en esta edad se puede llegar a empatizar con la niña y que el niño se puede imaginar lo que le está sucediendo a la niña ya que por ejemplo hace mención a que pasa frío (los niños pueden recordar cuando van a la nieve y hace mucho frío), por otro lado a esta edad ya comprenden el significado de la muerte y pueden entender lo que le sucede.  

Otro aspecto a destacar es que sigue una misma estructura es decir, enciende un fósforo e imagina por lo que esto facilita la comprensión de la narrativa para los niños. 

Referencia simbólica y aspectos morfológicos del texto: 

  • El personaje principal es la niña que vende fósforos, ya que la historia gira entorno a lo que la sucede a ella. 
  • Por otro lado los personajes secundarios que aparecen, bajo mi punto de vista son las cosas o la vida que ella quisiera vivir. Es la manera que ella tiene para decir lo que extraña o la gustaría tener. 
  • La estructura del cuento es:
    • Presentación: En el momento en el cual nos describen como está la niña y cual es su situación.
    • Nudo: Cada una de las veces que la niña enciende un fósforo e imagina ver algo (un árbol de navidad, un pavo).
    • Desenlace: Cuando enciende su último fósforo y ve a su abuela. 
Argumentación en relación con la edad de los receptores:

Este cuento está enfocado bajo mi punto de vista para niños entre los 5-6 años, ya que el lenguaje que se utiliza es complejo y sin una base de vocabulario los niños no pueden entender el texto (fósforo en vez de cerilla). Por otro lado la idea abstracta de imaginar las cosas que la niña se imagina es difícil de comprender para un niño más pequeño, porque no solo tiene que imaginar como se siente la niña sino que debe imaginarse lo que la niña se está imaginando. 


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